Pero una humilde tierra, alejada de las grandes batallas y de las crueles manos de Cors, mantiene las esperanzas vivas de un futuro mejor. Al norte, entre las blancas montañas de Seand, se erige el bastión del norte, la tierra sagrada de Sahian.
Un pueblo de hombres, esforzados y bondadosos, que luchan día a día por un mundo nuevo, por un mundo libre que aman y protegen. Una ingenua tierra en donde se forjan algunos de los mas audaces Guerreros de la Luz.
Este es el principio de la historia de Kan Zaya, el más grande de los Sahian, quien sería fundamental en las Batallas de la Luz y uno de los 12 mas grandes guerreros del universo.
Kio Zeta llegó a Sahian en la primavera del año 10, tras la invasión de la Sombra, y vivió largos años junto a los sahianos. En este periodo conoció a Kan, hijo de Zay señor de Sahian.
Kan siempre fue más adelantado que los muchachos de su tiempo. Poseedor de una maravillosa apreciación artística, fue creador de extraordinarias obras de arquitectura que más tarde la traerían gran renombre, al igual que pinturas y esculturas que reflejaban la sensibilidad de sus sentidos y el amor por su pueblo.
Sahian era una tierra pacífica, nunca abrazada por guerra alguna, rica en sabiduría y en las artes de la tierra, pueblo de fuertes hombres y bellas mujeres.
La huestes Bazar cayeron sobre las tierras sahianas arrazando y destruyendo cada pueblo.
Fue así como la capital Sahian fue invadida. Fue la primera batalla de Kan Zaya y Kio Zeta.
Tenían solo 15 años. Lucharon como poetas legendarios. Mucha tristeza abrigaron en sus corazones, y en cada vida que vieron partir las lágrimas de sus ojos las despidieron.
Fue una triste resistencia, y una aún más dolorosa huida.
Entonces, junto a todos los sobrevivientes, se refugiaron en las murallas de Colvan, el castillo secreto, y comenzaron un nuevo inicio.
Al año siguiente Kio Zeta partió.
No hubo despedida mas triste que la de Kan Zaya y Kio Zeta.
Pero nada es capaz de destruir la amistad, ni siquiera la horrible guerra.
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Un destino que une las leyendas...